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Desaparecerá el rey de Samaría
como astilla que arrastra el agua.
Los altozanos de la iniquidad,
lugar del pecado de Israel,
serán completamente destruidos;
cardos y espinas crecerán en sus altares.
Dirán a las montañas: “Cubridnos”,
y a las colinas: “Caed sobre nosotros”.
Desde los días de Guibeá
has seguido pecando, Israel.
¡Han persistido en su pecado!
¿No será entonces en Guibeá
donde la guerra alcance a los inicuos?

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